Última actualización: 10 de febrero de 2021
a) Higiene de manos: El jabón es uno de los elementos de protección más importante en la lucha contra el SARS-CoV-2. El virus es una nanopartícula que tiene como parte más débil su membrana externa, formada por una bicapa lipídica (grasa). Los lípidos forman una capa alrededor del virus, para proteger y para ayudar con su propagación e invasión celular. El jabón disuelve la membrana externa del virus y este se inactiva. La higiene de manos es muy importante, porque el virus, como ya se ha comentado, puede caer en superficies por las gotículas que expulsamos al hablar, toser, etc. Estas pequeñas gotas terminan en las superficies y a menudo se secan rápidamente, pero los virus aún están activos, y pueden estarlo durante muchos días. Si entramos en contacto con una superficie contaminada, el virus puede acabar en nuestra piel, que es una superficie ideal para un virus, pero la infección no se produciría hasta que el virus llegase a una mucosa de la cara, a través de tres posibles entradas: nariz, boca y ojos. Y aquí es donde hay que tener cuidado, porque la mayoría de las personas se tocan la cara una vez cada 5 minutos, por lo que el riesgo de infección sería alto si no se mantiene la higiene de manos. Hay que tener en cuenta que el agua sola no es suficiente, y también que la superficie de la piel es bastante arrugada, por lo que necesita bastante frotamiento y remojo (es decir, un lavado con jabón concienzudo durante al menos 20 segundos, llegando bien a todas las zonas de la mano, incluyendo las zonas entre los dedos, uñas, anillos, ...) para asegurarse de que se eliminan los virus. Lavarse bien las manos es importante antes de comer, después de tocar cualquier superficie potencialmente contaminada, antes y después de ponerse mascarillas, e incluso antes de lavarse los dientes según alerta el Consejo General de Dentistas (ver noticia).
Los desinfectantes, líquidos, toallitas, hidrogeles y cremas que contienen alcohol (y jabón) tienen efectos similares, pero en realidad no son tan buenos como el jabón normal. Además del alcohol y el jabón, los "agentes antibacterianos" en estos productos no afectan en absoluto la estructura del virus. Además, hay que diferenciar que los productos bactericidas no tienen por qué inactivar el SARS-CoV-2, puesto que es un virus, y no una bacteria. Por ello, hay que utilizar productos que sean virucidas. El Ministerio de Sanidad publica (y actualiza) el listado de productos virucidas autorizados a tal efecto, para la desinfección de superficies, los cuales han demostrado su eficacia frente al SARS-CoV-2 atendiendo a la norma UNE-EN 14476 (ver listado). Hay que tener en cuenta que el jabón es lo mejor, pero las toallitas con alcohol están también indicadas cuando el uso del jabón no es práctico (por ejemplo, recepciones de oficina). Los productos a base de alcohol contienen una solución de 60-80% de etanol, a veces también con un poco de isopropanol y luego agua y un poco de jabón. Se necesita una concentración bastante alta (quizás + 60%) del alcohol para obtener una rápida disolución del virus. Cuando se compra un gel hidroalcohólico, es importante comprobar que en el etiquetado indique que es desinfectante, antiséptico o virucida, pues erróneamente se pueden adquirir otros geles higienizantes que no tienen eficacia demostrada contra los virus.
Un estudio demostró que el SARS-CoV-2 sobrevive en la piel humana unas 9 horas, un tiempo significativamente mayor al de la gripe A, que sobrevive unas 2 horas. El estudio se realizó tomando muestras de piel, y se demostró que ambos virus se inactivaban a los 15 segundos de un tratamiento con alcohol (ver estudio). De ahí que la higiene de manos sea fundamental como medida de prevención.
¡PRECAUCIÓN CON EL GEL HIDROALCOHÓLICO!: Un estudio retrospectivo durante 2020 en Francia encontró un aumento de 7 veces en las exposiciones oculares relacionadas con el desinfectante de manos a base de alcohol en niños, en comparación con 2019, y un centro de oftalmología pediátrica informó que el 13% de los pacientes requirieron cirugía para lesiones graves (ver estudio).
b) Desinfección de superficies y objetos: Para evitar la transmisión por fómites, es importante desinfectar cualquier objeto que entre a nuestra casa (bien sea comprado, un paquete que recibimos, o un objeto cotidiano que sacamos a la calle como un teléfono móvil), para garantizar que no haya contagio a través de superficies. Se pueden emplear desinfectantes que sean virucidas, alcohol o lejía. Hay que tener en cuenta que:
- No todos los productos desinfectantes comercializados tienen la capacidad de eliminar el virus. Puedes ver el listado de productos aprobados por el Ministerio de Sanidad a tal efecto haciendo clic aquí.
- Si se emplea lejía doméstica, que resulta muy efectiva, se recomienda limpiar previamente las superficies a desinfectar con bayetas húmedas, para eliminar el polvo, y limpiarlas con otra bayeta humedecida en una disolución de lejía al 1:50, la cual se prepara fácilmente echando 20 mililitros de lejía en una botella de 1 litro vacía, para después terminarla de llenar de agua, cerrando después la botella y dándole la vuelta varias veces para mezclar adecuadamente el agua y la lejía. Es importante saber que la mezcla solo mantendrá sus propiedades durante unas horas. Tras cada desinfección, se recomienda aclarar la bayeta con agua antes de proceder a desinfectar otra superficie. Es recomendable su uso en aquellas supeficies que se tocan con frecuencia (mesas, sillas, muebles, pomos de puertas, baños, grifos, etc).
- Para objetos personales (gafas, teléfonos, material informático, mandos a distancia, etc) se pueden usar alcohol de 70º, que se puede preparar con un bote de alcohol desinfectante de los que suele haber en el hogar, que es de 96º. Para rebajar la graduación, se echarían 70 mililitros de alcohol de 96º en una botella vacía, y se rellenaría con 30 mililitros más de agua, moviendo varias veces para asegurar que se mezclan bien.
Otro producto muy utilizado en la desinfección de superficies es el amonio cuaternario de quinta generación. Una formulación al 10% en agua podría ser suficiente para la desinfección de superficies, siendo necesario después un aclarado, y siempre sin mezclar este producto con otros.
Hay que tener en cuenta también que los productos de limpieza que se pulverizan en sprays, normalmente contienen mezclas de productos químicos (disolventes, fragancias, conservantes, desinfectantes, etc) que pueden volatilizarse durante su uso, y formar parte de gases y aerosoles, pudiendo ser inhalados durante el proceso de limpieza. Algunos estudios clínicos sugieren que la inhalación de determinadas sustancias químicas podrían provocar incluso inflamación pulmonar (ver estudio). Además, esto también puede suceder si se mezclan determinados productos de limpieza, como por ejemplo, amoníaco y lejía. Por ello, hay que ser cauteloso y tomar las debidas precauciones durante los procesos de desinfección. Otro estudio ha concluido que, mientras que es importante la desinfección para mantener un ambiente seguro en los hogares durante la pandemia, el uso incrementado de desinfectantes que utilizan una base de compuestos de amonio cuaternario (QAC) es preocupante, ya que la exposición de estos compuestosse ha relacionado con efectos adversos en los sistemas reproductivo y respiratorio. El estudio confirmaba el aumento de los niveles de QAC, encontrándose concentraciones más altas de QAC en hogares que generalmente desinfectaban con más frecuencia, y por tanto, confirmaba que la exposición en interiores a los QAC está generalizada y ha aumentado durante la pandemia (ver estudio).
También se comercializan máquinas de ozono y desinfectantes con luz ultravioleta. Se han realizado varios estudios según los cuales la luz ultravioleta puede desactivar el SARS-CoV-2 (ver noticia). También que el ozono puede eliminar el virus debido a su poder oxidativo (ver noticia). A raíz de estos hallazgos, proliferaron en los primeros meses de la pandemia la venta de dispositivos que presuntamente desinfectan objetos o el ambiente utilizando luz UV y ozono.
Fuente: vivarauto.es
Sin embargo, la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de la Salud Carlos III emitió una nota durante la primera ola en nuestro país sobre estos dispositivos en los que indica que ”No existe evidencia sobre la eficacia y seguridad de la desinfección de SARS-CoV-2 con dispositivos de radiación con luz ultravioleta u ozono. La evidencia disponible sugiere que ambos dispositivos pueden reducir la población de virus de una superficie, sin embargo, se desconoce si esa reducción es suficiente para conseguir la desinfección. Ambos implican riesgos para la salud, ya que pueden causar daños oculares, daños en la piel o irritación de las vías respiratorias. En ambos casos, la utilización de los dispositivos debe realizarse de forma controlada. El personal que los utilice tiene que acreditar formación profesional para el uso de estos dispositivos y debe estar equipado adecuadamente, para minimizar el riesgo de la exposición” (ver documento). También en agosto, la FDA estadounidense advirtió que "la efectividad de las lámparas ultravioleta es desconocida porque hay una publicación limitada de datos sobre la longitud de onda, la dósis, la duración y la radiación requerida para inactivar el virus" (ver publicación).
Máquina de ozono
Dispositivo de desinfección de objetos con UV
Espectro de luz. Fuente: Sisimtel
Se han utilizado lámparas de UVC a 254 nm, las cuáles habría que utilizar con cuidado porque podrían causar daño en la vista o la piel. Existen luna amplia gama para la desinfección de estancias completas u objetos, tales como lámparas de techo, de pared, portátiles, o cabinas de desinfección.
Fuente: Philips
En septiembre, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Hiroshima descubrió que el uso de luz ultravioleta de tipo C con una longitud de onda de 222 nanómetros mata al SARS-CoV-2, sin dañar las células vivas del ojo y la piel en seres humanos. Un experimento en un laboratorio mostró que el 99.7% del cultivo de SARS-CoV-2 murió tras de una exposición de 30 segundos a una irradiación UV-C de 222 nanómetros (ver estudio). Especialmente relevante fue el hallazgo de que una longitud de onda de 222 nanómetros de UV-C puede eliminar el virus, pero no puede penetrar la capa superior del ojo y la piel humanos, lo que la convertiría en una alternativa segura a las lámparas germicidas UVC de 254 nanómetros, más dañinas, que se utilizan cada vez más en la desinfección de las instalaciones sanitarias.
Fuente: The Independent
c) Desinfección de ropa y zapatos: cuando llegamos a casa tras salir a la calle, la ropa puede llegar contaminada por el virus. Por ello, se recomienda desinfectarla en la medida de lo posible. Un lavado de ropa en la lavadora con jabón garantiza que el virus se elimina, ya que se frota y aclara lo suficiente, si bien también se recomienda, para mayor seguridad, y siempre que el tejido lo permita, lavar la ropa a 60ºC (especialmente en entornos contaminados y sanitarios), pues a esa temperatura durante varios minutos, el virus se inactiva. En tejidos también se cree según varios estudios, que puede durar varios días (ver noticia), por lo que una medida más conservadora, que sería aplicar una cuarentena a la ropa por ese periodo, también podría ser efectiva, si bien no está bien definido el tiempo que debería estar en cuarentena cada tipo de tejido, por lo que a más días de cuarentena, mayor seguridad. Otra opción sería aplicar calor con una plancha a 70 grados durante 5 minutos basándose en evidencias científicas (ver estudio), siempre que el tejido lo permita, pues no todos lo soportan. También hay desinfectantes virucidas específicos para productos textiles dentro de la lista publicada por el Ministerio de Sanidad (ver lista). Con respecto a los zapatos, y dado que el virus se deposita en superficies, y con mayor probabilidad, en el suelo, puede quedarse adherido a la suela de los mismos, por lo que una recomendación sencilla es dejarlo cerca de la puerta al llegar a casa. También se puede desinfectar con algún producto virucida o lejía, e incluso se venden alfombras con una zona de desinfección y otra de secado, especialmente útiles en lugares públicos.
Fuente: denios.es